- ENSAYOS PERIODÍSTICOS

Una banca para el Pro entrerriano

Por: Elías Moreira Aliendro

 Imagen que Unión Por Entre Ríos usó en su campaña posterior a las PASO, haciendo alusión a los resultados alcanzados.

El 27 de octubre, después de las 21, en todo el país se empezaba a conocer de manera oficial quiénes eran los ganadores y quiénes, los perdedores de las elecciones legislativas.
En Entre Ríos, como en muchos otros distritos, esto ya se sabía antes, incluso de manera previa a la jornada eleccionaria. Números más, números menos, todos preveían un triunfo abultado del Frente Para la Victoria y que la Izquierda Unida y el Frente Amplio Progresista no lograrían cosechar ningún legislador nacional. No había manera: las posiciones y números dispuestos en el tablero de resultados de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) tenían que cambiar demasiado para que hubiera sorpresas en ese sentido; es decir que se presentaban como tendencias irreversibles. Pero lo que sí estaba en juego en la provincia, era el lugar de la segunda fuerza, es decir, aquella que eventualmente pudiera hacerle frente al oficialismo en su carrera hacia 2015 y que mientras tanto oficiara como “la” oposición en el Congreso de la Nación.
Ya que en las PASO la Unión Cívica Radical (UCR) y el Frente Unión por Entre Ríos (UPER) habían quedado muy cerca una del otro, disputándose el ansiado segundo lugar, allí estaba puesta la mira. UPER estaba claramente dividido desde el vamos: había formado una lista de diputados que en sus primeros lugares llevaba a representantes del peronismo disidente bustista, mientras que para senadores proponía a candidatos del Pro.
Algunos pensaron que la UCR provincial podía repuntar y, así, mantener la banca que siempre había ostentado en el Senado Nacional en estos treinta años de democracia. Pero algo debe haber sucedido para que el Pro entrerriano, que nunca pudo lograr buenas elecciones en esta provincia, le arrebatara ese lugar al radicalismo -que siempre le había ganado por abultada diferencia-, por casi seis puntos.
¿Qué cambió en la escena política para que así fuera? ¿Hubo acaso por parte del Pro nuevas propuestas que lograron convencer al electorado y que, en consecuencia, le quitaran un importante caudal de votos a la UCR? Nada de eso. La estrategia del Pro -harto conocida en la vecina provincia de Santa Fe, donde esa fuerza creció muchísimo gracias a la propulsión política del famoso comediante de Midachi, Miguel Torres del Sel- fue la candidatura de Alfredo de Ángeli. Pero si lo que estamos diciendo es que una buena porción de la gente, a la hora de elegir democráticamente a sus representantes, apuesta más a figuras conocidas que a propuestas políticas sólidas, coincidamos o no con éstas, cabe al menos reflexionar y preguntarse por qué se da este fenómeno social.
Analicemos, entonces, una cuestión interesante. La conducta de cada votante constituye una acción que no es puramente individual sino que se ejerce pensando en la conducta de los demás. Por añadidura, el elector aporta su voluntad al conjunto de la decisión social democrática de nuestros representantes.
Según el filósofo y sociólogo alemán Max Weber, desde la Sociología se busca comprender e interpretar la acción social de las personas para poder explicar las causas de nuestras conductas y sus efectos. En su obra "Economía y Sociedad", publicada en 1922, el pensador identificó cuatro tipos de acción social: la tradicional, por la cual la conducta de las personas está conducida por principios o normas, por mandato familiar, por rutina o costumbre, sin un componente racional; la afectiva o emotiva, también irracional, guiada por emociones como la pasión, el amor o el odio; y la racional, es decir aquella acción pensada, reflexionada, que puede darse con vistas a fines u objetivos que se deseen conseguir, o bien a valores, es decir principios o normas morales, éticas o religiosas, entre otras.
Desde esta perspectiva, podemos pensar que siempre han existido personas cuya acción social a la hora de votar ha sido tradicional, es decir, respetando el mandato familiar o la costumbre de sus grupos de pertenencia, como podría ser la afiliación a partidos políticos o el hecho de integrar determinada asociación o algún sector afín a éstos. De manera que si es así, estamos en condiciones de sostener que, a diferencia de la UCR, cuyo caudal histórico de seguidores ha significado un porcentaje medianamente considerable en nuestra provincia, el Pro, que para estas elecciones integró Unión por Entre Ríos, venía teniendo una escueta base de votantes tradicionales. Es decir, ¿quiénes más que sus afiliados o integrantes de sectores afines votó esta vez al partido entrerriano de Mauricio Macri? En este caso, evidentemente, un gran caudal de electores dejó de actuar desde la tradición para hacerlo en otro sentido.
Siguiendo la teoría weberiana, pareciera que, dejando de lado las pertenencias políticas o ideológicas, votar por la figura de De Ángeli responde a una acción social afectiva, guiada por las emociones. En ese sentido, el Pro ha sabido interpretar muy bien esto y consecuentemente elegir con ese criterio a sus candidatos en las distintas provincias: una clara acción racional con arreglo a fines, a saber, cosechar gran caudal de votantes apoyados en la fama o la espectacularidad mediática, si cabe el término, de ciertos personajes públicos.

Tanto en las PASO como en las elecciones del 27 de octubre, se registró un significativo corte de boleta en perjuicio de Cristina Cremer de Busti.

Sin embargo, también podríamos interpretar a las conductas de los electores de UPER, concretamente a la de aquellos que votaron por el ruralista pero cortaron a la candidata bustista Cristina Cremer –unos 20.000-, desde la acción racional con arreglo a valores, en tanto que reflexionaron que no deseaban sufragar en pos de la ideología que ésta representa (la de una facción del peronismo, a saber, el no-oficialista en Entre Ríos). Aunque también se podría considerar una conducta con intención de fines si se piensa en que los mencionados electores tenían como objetivo que la mujer de Busti no volviera a ocupar una banca como diputada.
Ahora bien, atendiendo a esta idea que usan en sus campañas varios partidos políticos en la actualidad, de que a las personas que no se las logra convencer mediante la razón, se las puede conmover a través de la emoción, analicemos otro término más que coherente en este planteo. Pensando en la figura del mediático ruralista devenido en político, Alfredo de Ángeli, resulta entonces pertinente también traer a colación aquí lo que Max Weber llamó, en la obra ya citada, “líder carismático”.
El sociólogo usa el término carisma en el sentido de “gracia”. Si bien sostiene que en sus orígenes, esta característica definía a los líderes del cristianismo primitivo, en tanto que su poder mágico o religioso estaba apoyado en sus supuestos dones sobrenaturales y extrahumanos, hay que pensar en la simetría de éstos con cualesquiera otras cualidades espectaculares que no sean accesibles a todos, como lo es la fama mediática, tan criticablemente preciada en los tiempos que corren. El mismo Weber nos ilustra sobre las dos ideas centrales que giran en torno a la suya cuando habla de carisma: lo extraordinario, por una parte, y el reconocimiento de seguidores, recibido gracias a la presencia de esa característica, que provoca un efecto legitimador de la figura. ¿Quién podría decir, entonces, que Alfredo de Ángeli no es un líder carismático, en tanto caudillo bonachón identificado con el campo, guía para mucha gente y actor social alejado de lo común, de lo ordinario, debido a su mediaticidad?
Si bien el filósofo alemán postula esta idea en términos de dominación de los seguidores, nosotros preferimos, en estas circunstancias, considerar la libre elección democrática de los electores, aunque sin despojarnos del todo de esta lógica weberiana cuando intentamos comprender las conductas electivas de los votantes de UPER, para nosotros claramente vinculadas con el componente emotivo y el carisma de los que da cuenta el autor en su teoría. Este es un asunto no menor si se tiene en vista una cuestión ya mencionada, pero en la que queremos redundar para remarcar su importancia histórica: los entrerrianos, por primera vez en estos treinta años de democracia, decidieron en la urnas quitarle su banca en la Cámara Alta al radicalismo para colocar allí a un personaje nuevo en la arena política partidaria.
Finalmente, entonces, retomamos el hecho cierto e indiscutible, digno de análisis sociológico y también político, de que el Pro se extiende notoriamente a lo largo y ancho del país. Sus estrategias, criticables o no, están dando sus frutos en la cosecha electoral de un Macri que, ni lerdo ni perezoso, ya apuesta fuertemente a 2015 con el reciente lanzamiento de su candidatura presidencial.
Y si para alguien aún no resulta claro el vencimiento de la alianza Unión por Entre Ríos, sólo hay que esperar que se concrete lo que el bonaerense se trae entre manos para nuestra provincia dentro de dos años. Porque como no hay que desaprovechar los logros obtenidos en las tierras conquistadas, en el afán de capitalizar la reciente figura política de De Ángeli, ¿a quién creen que va a proponer el Pro como candidato al máximo cargo ejecutivo en nuestra provincia? Seguramente coincidirán en que no será al ex gobernador y ahora massista, Jorge Pedro Busti…






Jorge Pedro Busti, exgobernador y… ¿filósofo?


Por: Ariadna Zuqui


Cuando se vive una campaña electoral tan de cerca como fueron en este caso las últimas elecciones para En la Mira, se puede aprender mucho con respecto a los partidos políticos. Y si toca entrevistar a los mismos candidatos en más de una oportunidad, se pueden descubrir facetas impensadas e inimaginadas de los mismos, que tal vez si nos las cuentan resultan increíbles. Desde un comienzo, diversas cuestiones llamaron la atención sobre el frente que armaron para estas elecciones el peronismo bustista y el Pro entrerriano, donde se juntaron políticos que desde sus ideales se encuentran en las antípodas. Otras de las cosas llamativas fue la fecha de vencimiento de la alianza, que ni los más pesimistas analistas políticos de Unión por Entre Ríos hubieran creído que iba a ser tan temprana. Pero en esta ocasión nos centraremos en el nivel de intelectualidad con el que se lo escuchó hablar al dirigente Jorge Pedro Busti, debido a que en el imaginario colectivo que se tiene de este político resulta impensado que utilizara como cita a intelectuales como Ernesto LaclauUlrich Beck principalmente por las ideas que Busti sostiene sobre la política y las que plantean estos politólogos.


                                              


                                                                              El ex gobernador en su faceta mas popular

El ex gobernador, que siempre se vendió como un líder carismático, que conquistaba a gran parte de los entrerrianos, con sus palabras simples, parece haberse decidido este año de campaña por buscar un cambio en su personalidad mostrando una faceta intelectual; o quizás sea por estar estudiando su doctorado en ciencias sociales. Así es que en su entrevista con En la Mira se animó a citar en contra de la misma a la teoría de Laclau y apoyó el pensamiento de Ulrich Beck.

En el caso de Ernesto Laclau, el ex gobernador usó su teoría para desprestigiar rotundamente el pensamiento que muchos pueden tomar como confrontativo de este gobierno, afirmando que “el gobierno falla en cuestiones culturales como que pensar distinto, algo natural para la democracia, hoy es un pecado; ellos usan la teoría de Laclau en la cual hay que destruir al que piensa distinto, eliminarlo; todos los días hay que inventar un enemigo para destruir, creo que eso es negativo”. Con estas palabras, explicaba la manera de proceder del oficialismo, y a la vez simplificaba la teoría del politólogo. Sin embargo, creemos que no es tan cuestionable lo que plantea Busti, y hasta a lo sumo se puede justificar la manera en que él usa esta teoría con algunas acciones recientes del gobierno.  

Profundizando un poco en el pensamiento de Ernesto Laclau, cabe aclarar que este es un  teórico político argentino que durante décadas ha desarrollando una importante teoría política que ha logrado reconocimiento internacional. Sus obras hasta no hace mucho eran discutidas en las universidades, y en estos años cobro una importante notoriedad por ser un referente importante del kirchnerismo, papel que él reconoce gustoso. Así, fue como de a poco desde el FPV optaron por tomar de Laclau su reivindicación del populismo como una forma latinoamericana  para resistir a la globalización, y su crítica a los medios de comunicación para justificar su combate hacia los medios que no dependen ideológica o económicamente del gobierno actual. Uno de los puntos que más resaltan de su teoría es que hay que sostener que la política, más que la convivencia entre ideas plurales es una lucha entre discursos hegemónicos donde es necesario que uno se imponga sobre otro.

Esta idea, es un debate que sigue siendo una cuestión de ideologías, lo cual en una sociedad democrática como la nuestra es siempre positivo. Lo que se platea como preocupante desde mi mirada es cuando en esta teoría el poder político despojado de toda ideología hace utilización de la misma para lograr otros objetivos con ideales nada convincentes. Debido a que este teórico hace pública su postura kirchnerista, es que este gobierno utiliza esa idea para denominar enemigo a los medios, que no coinciden con sus ideas, por más pequeñas o grandes sean sus diferencias, y utilizando su poder político, para justificar sus pretensiones de dominio. En muchas ocasiones podría decirse que con argumentos validos, como es el hecho de darle más voces a medios que no tienen los recursos, pero en otras oportunidades se acusa antidemocráticos a medios que no comparten sus ideas. Desde una postura, que algunos llegan a tomar como la de razón única.


                                 


                                                                         Busti junto a su gente, en su etapa más intelectual

Viendo de esta manera el planteo que hace el ex gobernador sobre la teoría de Laclau, no es tan difícil coincidir con su pensamiento, pero tampoco hay que olvidar que cada opositor que busca una característica mala sobre el gobierno no hacen más que tildarlos de autoritarios. En cierto modo se la puede tomar como una jugada inteligente por parte de Busti usando un intelectual kirchnerista para interpelar su pensamiento, pero no por eso deja de ter una táctica trillada, que más de un dirigentes antioficilistas, ya utilizó.

Por otro lado el líder político utiliza la mirada del sociólogo alemán Ulrich Beck, que como mayor teoría afirma que los medios de comunicación, tienen un papel muy importante en la representación de los riesgos y la búsqueda de soluciones, donde aumentan el poder y el control social, su pensamiento está marcado por las constantes de una sociedad sometida a fuertes riesgos y a procesos de individualización. Para él la actualidad se forma con las noticias de las catástrofes ecológicas, las crisis financieras, el terrorismo, las guerras preventivas. En el campo de la política, no considera la necesidad de redactar nuevas normas sino que hay que adaptar las existentes a la realidad social y a las necesidades del momento, contrarrestando el excesivo peso del mercado y sus efectos, ampliando el círculo social y cultural del individuo, con el objetivo de alcanzar un equilibrio.

Y es con este pensamiento de la individualización, y de las nuevas realidades sociales por las cuales  cada uno arma su propia forma de ser y expresarse como individuo es que Busti utiliza la teoría de Beck, expresando que, los jóvenes no están alejado de la política, sino que hoy la viven de otra manera,  “hay que entender que cuando la juventud se expresa: a través de la música, a través de distintas maneras, no es que esté en la antipolítica; son distintas formas de hacer política, pero esas distintas formas de hacer política tienen que tener siempre un anclaje de saber nuestras raíces, de dónde venimos, nuestra identidad, nuestros íconos”. Como una manera quizás de contrarrestar el pensamiento del gobierno, sobre que los jóvenes deben participar si o si en política para ser escuchados.

El ex gobernador lo que trata de hacer con la utilización de estas teoría tanto de Ulrich Beck, y la de Ernesto Laclau, desde nuestra mirada es plantear un juego de igual a igual con el gobierno, debido a que es para todos sabidos, que la intelectualidad es una herramienta fundamental que utiliza el oficialismo, o los defensores del mismo para expresarse, y defender sus posturas. También apunta a los jóvenes y los medios de comunicación, dos focos a los el gobierno toma como bastiones de su política, y los ve como a aquellos que a quienes tienen a su favor, o por lo menos cree tenerlos.

 A simple vista, parece haberle funcionado bien la estrategia que eligió el dirigente, de hecho logró una cantidad de votos que hace cuatro años había perdido. Consiguiendo así el objetivo que se planteaba en la campaña. Esta fue una estrategia fuerte, demostrando una nueva faceta inteligente para adaptarse a las actuales maniobras políticas, dejando de lado las viejas de hacer politica, que era solo la del discurso carismático. Amoldándose a las reglas que  hoy desde el oficialismo, con el apoyo de muchos grupos intelectuales que se unieron a su postura imponen el discutir desde un lugar distinto, elevando el discurso llevándolo a un lugar más erudito y hasta con discursos a niveles académicos en algunos caso, pero sin olvidar de que son un gobierno popular y para todos los ciudadanos. Es así como Busti entendió el juego, más allá de que muchos crean que no está a la altura de lo que el pueblo busca como nueva fuerza, para que los gobiernen. Aun así hizo una nueva demostración, de que al menos es un hábil estratega del campo político, y en las numerosas transformaciones que la misma demanda, para que quienes quieran seguir conservando un lugar sepan como tienen que hacerlo. Aunque esto implique un apresurado e inesperado cambio de perfil en el dirigente que se arriesgue a enfrentar este impredecible juego llamado política.



El escenario político después de las elecciones legislativas


El arte de ganar, sobre la marcha...

Por María Cecilia Soliz









  


 Crece la cosecha de Macri. Alfredo De Ángeli fue recientemente electo senador de nuestra provincia, integrando la alianza Unión por Entre Ríos. El aire campechano, explotado al máximo en los spots publicitarios, dio sus frutos en las últimas elecciones. Ocupará la banca que Mauricio le reservó en el Congreso Nacional, junto a Miguel Del Sel, el ex Midachi y recientemente electo diputado por Santa Fe; Héctor Baldassi, ex árbitro internacional que logró el mismo cargo en Córdoba y Carlos Javier "el Colorado" Mac Allister, ex futbolista de Argentinos Juniors, Boca y Racing, también electo diputado por La Pampa.
¿Qué tienen en común estos personajes? Todos eran ya famosos y todos ganaron las elecciones gracias a los consejos de Jaime Rolando Durán Barba, el publicista y asesor político de Mauricio Macri.
   ¿Y qué hay de sus ideologías? Cosas del pasado para los ases del ganar por ganar. Con globitos de colores y una sonrisa forzada, se ocultan las hilachas. Así, paso a paso y provincia por provincia, el Pro ha ido consiguiendo pequeños bastiones, más allá del nada despreciable caudal asegurado en Capital Federal. Hoy Mauricio se siente fuerte. Aunque en verdad no lo sea, no importa. Comprende que su mayor ganancia es la de haber impuesto sus propias reglas. ¡Si hasta el kirchnerismo le copió los videos faranduleros a Obama! Sabe que hoy más que nunca, no basta con tener aparato, ni siquiera con ser rico. La fama y el reconocimiento mediático se imponen como una necesidad. 
   La semana pasada, Durán Barba, el principal asesor político del Pro y autor de "El arte de ganar", libro editado en 2010; sin la mínima corrección política definió a Hitler como un tipo espectacular. Hubo dichos y entre dichos e interpretaciones varias de lo que la Real Academia dice sobre el término. Indignación, denuncia penal del INADI y un sin fin de informes repetidos en 6, 7, 8 y Duro de Domar. 
Pero, ¿cómo discutir ideas con quien se jacta de despreciarlas? 
Lo cierto es que el espectáculo y sus réditos tienen un valor agregado en la concepción política del Pro. Allí, son ellos quienes mejor posan ante las cámaras. Y el resto de los partidos, comprendiendo los logros de Macri bajo el marketing del gurú ecuatoriano, desfilan también tras las luces de los flashes.
   En tanto, en Entre Ríos De Ángeli aprovecha para mostrar un poco más la intención de combatir el centralismo, que pronto deberá dejar bajo su almohada. Las diferencias entre unitarios y federales se achican y bien podemos dar ejemplos históricos de personajes que han sido rotulados como exponentes de ambas facciones. En su tierra, De Ángeli prometerá hasta el cansancio la defensa por los intereses de los entrerrianos. Sin embargo, cuando le preguntan por sus diferencias con Jorge Busti, él evade el tema contestando que las mismas ya no existen, que sólo existieron cuando él "era" de Federación Agraria y Busti gobernaba la provincia. O sea que poco queda del aguerrido cortador de rutas, que entonces decía luchar por los pequeños y medianos productores. Pues, más allá de las dudas sobre la concepción de pequeños y medianos, el no hacerse cargo de esos antiguos conflictos sindicales con el otrora gobernador de la provincia, parece dejar en evidencia que los grandes serán la prioridad del chacarero devenido en senador. 
   De Ángeli le vendió su alma  a Macri, quien a cambio le aseguró su sueño en el Congreso. Ambos cumplieron y el resultado fue el esperado. Pero ahora, cuando las cartas vuelven a barajarse, todo puede pasar. ¿Cómo jugará Alfredo una vez asumido el cargo? Es sabido que el ala bustista de Unión por Entre Ríos, ya le prometió su apoyo a Massa. ¿Será fiel De Ángeli a su pacto con el Pro? Si de aspiraciones personales hablamos, él ha manifestado en reiteradas ocasiones su deseo de ser gobernador de Entre Ríos. Y quién mejor cumplidor de sueños que el gurú ecuatoriano... o algún publicista de similares características, encomendado por el jefe del gobierno porteño.
   En realidad, si nos fijamos bien, todas las campañas electorales son una conjunción de conveniencias. No hay razón suficiente entonces para acribillar éticamente a ningún candidato o fuerza en particular. El problema es que esa estrategia para ganar la elección, se convierta en la única herramienta de gestión. El inconveniente radica en pensar que decir algo en un medio, es sinónimo de realizar esa acción en la realidad. 
   ¿Es acaso un genio el tan famoso Durán Barba? No. Muchos de sus postulados y tan prácticos tips para ganar una elección, parten de la base de los más clásicos estudios de la comunicación de masas. El publicista ha confesado como su gran estrategia, el hecho de no malgastar esfuerzos en personas "capaces de sacrificarse concurriendo a algo tan aburrido como una manifestación". Por ello sus campañas siempre estarán dirigidas al elector "menos politizado y más desinformado". Lo que Durán Barba nos vende como "lo nuevo", es lo que Lazarsfeld estudió hace más de 70 años en su investigación sobre el electorado de Erie, en Estados Unidos, publicada en 1940 como The people's choice. Eso sí, compilado en una versión más dable de ser leída en el inodoro y combinada con afirmaciones del estilo de las que caracterizaron al líder máximo del nazismo como un tipazo.
   Para el asesor político del Pro, no solamente resulta trabajosa la militancia. La misma se le vuelve aburrida y obsoleta. Quizás por ello recomienda amenizarla con escenarios propios del cumpleaños de un gurí. Pero si de apuntar al público menos politizado y más desinformado se trata, ¿qué sucede en el resto del país, donde el Pro no encuentra a su electorado distraído? 
   Quizás el distraído haya sido el principal mentor. Pues los mismos clásicos estudios que le dieron la idea a Durán Barba de dirigir sus campañas a los indecisos, fueron la sorpresa en su época, al descubrir que los medios son en verdad menos determinantes a la hora de tomar decisiones. Ya entonces era sabido que otras fuentes, como los líderes de opinión, resultan más influyentes.
   El Pro se empecina en legitimar a las grandes empresas mediáticas, como los únicos escenarios válidos de la política. Sin embargo, esta lealtad no alcanzó para que las mismas conserven la fidelidad hacia su candidatura en 2015. El pragmatismo y el hallazgo de un líder más potable a sus fines, bastaron para que Clarín y su monopolio prefieran a Massa como candidato a presidente. Este hecho fue analizado en terapia grupal hacia el interior del macrismo, donde los asesores recomendaron no leer al Gran Diario Argentino para no desmoralizarse.
   De todos modos, y como dijimos, lo que muestran los medios no es la realidad. O por lo menos, no es toda la realidad. El armado del partido de Mauricio Macri a nivel nacional pierde agua por todos lados. Si bien el Pro obtuvo logros concretos, (principalmente en provincias agrícolas y ganaderas como Entre Ríos, Santa Fe o Córdoba) y mantuvo su hegemonía en la Capital Federal; aún está muy lejos de tener un apoyo que le permita posicionarse como una opción en el resto del país. Por otra parte, más allá de los triunfos logrados con la explotación de candidatos de la farándula, lo cierto es que una cosa es ganar una elección a fuerza de mucha plata y marketing y otra muy distinta es saber, al menos, hablar delante de un micrófono durante dos minutos sin correr el riesgo de decir alguna barbaridad. 
   No es que tal desconfianza se dirija necesariamente a nuestro representante provincial en el Congreso, aliado con la Propuesta Republicana. Alfredo De Ángeli es, sin dudas, uno de los mejores referentes que el partido ha logrado en los últimos tiempos. Tiene experiencia en política, si entendemos a la misma con un alcance más amplio que el meramente partidario. Más aún, tiene una militancia de base, digna de ser reconocida. Es carismático y, por diferentes razones entre las que priman su acento campero y su imagen de bonachón, la gente que lo vota lo cree sincero, honesto y trabajador.
   Siempre existe -es verdad- la posibilidad de Alfredo De Ángeli de seguir su propio camino. De transitar las rutas que lo han llevado por el sendero del sincericidio sojero, al no permitir que toquen sus pequeñas fortunas. Es que en el mundo Pro, no se aceptan los caudillos del siglo pasado. Su liderazgo les sirve a la hora de sumar votos, pero después, a seguir con el globito. Quizás en un arrebato de dignidad, De Ángeli decide que con eso no alcanza para ser un político de fuste. Tal vez confirma que es necesario volver a la arena del conflicto, que es la que lo vio nacer como candidato. En una de esas, su alma de líder se rebela ante la premisa de no confrontar con el adversario, según reza el ideario del Pro.
   Por lo pronto, a Mauricio Macri estas posibilidades lo tienen sin cuidado. Lo que importaba era llegar. Luego, el resto se verá sobre la marcha. 





























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